1. Elige el momento adecuado.
A Abril le encantaba desde bebé leer en la cama. Emma lo ve como una forma de dormir (aún) menos horas jeje así que durante meses se me hacía muy duro leerlas a las dos a la vez, muchas veces acababa en conflicto. Si Emma quiere estar en los cuentos nocturnos puede si sigue las “normas”, si no se tiene que marchar con Papi. Vamos haciendo ajustes, que ella sujete el cuento y que sean primero los más cortitos y teatreros, y cuando se cansa se va a jugar y puedo continuar “los de mayores” con Abril. Con Emma funciona muy bien leer de día, que nos sentemos las tres en la mesa, así es capaz de mantener la atención mucho rato. En casa no hemos estipulado la hora del cuento por la noche para que se duerman -Emma se duerme con música y Abril con mimos mientras me cuenta su día-, y la mayoría de los cuentos los leemos por el día, en la mesa del salón o en el suelo. De hecho, algunas noches no leemos, aunque también hay noches que hemos llegado a leer un par de horas seguidas en la cama. Yo me adaptó a lo que ellas demandan, junto con mis limitaciones 🙂
2. Elige el lugar adecuado

ÍNDICE
1.1 María Montessori. Educación para la Paz
1.3 Diez dudas frecuentes sobre el Método Montessori
1.4 Cómo empezar con el Método Montessori
1.5 11 formas de fomentar la autonomía de los niños inspiradas en el método Montessori
1.6 Fantasia y realidad. Tradiciones
1.7 Cuentos y libros infantiles según Montessori
1.8 Diez consejos para leer con niños
1.11 Creatividad: Las extensiones del material en Montessori
1.12 Estereotipos de género y Montessori
2.1 Los cuatros planos del desarrollo según Montessori
2.2 Los tres pilares del primer plano
2.3 La mente absorbente y los periodos sensibles. Crisis del desarrollo
2.4 Rol del adulto en Montessori
2.5 Premios, castigos y halagos “vacíos”
2.6 Resolución de conflictos. La mesa de la paz en el hogar.
2.7 Las “Rabietas”. Definición. Tipos. Consejos
2.9 Ambiente preparado, riesgos de no tenerlo
2.10 Montessorizando una casa Caso práctico
3.2 Dormitorio de Colecho vs Cama baja Montessori
3.3 Control de esfínteres según Montessori
3.4 Baby Led weaning y Montessori
3.5 Alimentación según Montessori
3.7 Desarrollo bebés. Por etapas
4.3 Salón – Comedor – Cuarto de juegos – Estudio
5.1 ¿Son realmente importantes y necesarios los materiales en casa?
3. Fomenta que participen
4. Lee con ellos desde que nacen ¡o incluso antes!
Si estamos leyendo Emma y yo solas, podemos pasar las páginas rápidamente y saltarnos cosas (incluso con Abril a veces no le importa si el libro lo tiene muy “visto”). Y por supuesto, ella misma hojea los libros, si de repente desaparece es por tres cosas: buscar comida, echar toallitas o papel higiénico al wc o leer sus “quentos”. Desde el añito pasaba las hojas finas con una soltura increíble y salvo un par de excepciones, no rompe los libros (que por otro lado es algo normal en su desarrollo, sólo tenemos que vigilarles y en caso de que lo hagan explicarles con amor porque no podemos dejar que destruyan los cuentos). ¡Nunca subestiméis a los peques! Y leerles por placer no sólo para que se duerman 🙂
5. Pon los libros a su altura.
Es esencial para desarrollar el hábito lector que los niños tengan libros y además que los tengan adaptados a sus edad (cuentos blanditos para recién nacidos, tapas duras para los pequeñines y cuentos de pocas páginas para los prelectores, por ejemplo) y además a su alcance. De lo contrario, no serán autónomos para elegirlos (siempre podrán pedirnos ayuda, pero eso les resta cierta autonomía). Una mini biblioteca a su altura es una inversión muy pequeña para un gran placer. Os enseño la nuestra aquí


6. Déjalos elegir
7. Sé flexible
La flexibilidad es una de las habilidades más útiles que desarrollamos los padres. Debemos leerles por placer, no es necesario que terminemos todos los cuentos, ni que leamos todas las páginas, ni que empecemos por la página número uno. De hecho ni siquiera es necesario que lo leamos, podemos simplemente utilizar las ilustraciones para contar lo que nos parezca, siempre con “Érase una vez y Colorín colorado”. Cuanto más pequeño es el niño, mayor flexibilidad necesita.

8. Repetición
A los niños les hace sentir seguros repetir los mismos cuentos una y otra vez, de hecho si les regaláis un libro nuevo, se producirá (con suerte) un entusiasmo inicial, para volver a los libros de siempre hasta incluir el “nuevo” en los libros preferidos. Esto es perfectamente natural, incluso se podría decir, tal y como figura en este artículo, que no es necesario que tengan muchos cuentos, sino que sus padres les contemos en repetidas ocasiones sus preferidos. (Articulo original aquí )
9. Límites sí, por favor
En el otro lado de la moneda está la obsesión por contar el cuento de Campanilla, las hermanas de Frozen o Hello kitty una y otra vez. Directamente relacionado con su libertad de elección, si accedemos a que elijan sus propias lecturas pero somos nosotros los que tenemos que leerlas, podemos y debemos poner los límites que consideremos. Yo no leo libros con faltas de ortografía y los que no me gustan solo los leo una vez al día. Nunca se han enfadado conmigo por esto, aunque alguna vez he recibido alguna mirada de desdén en plan “no tienes ni idea de literatura, mami”. Igual que os conté que yo no jugaba a barbies, tampoco quiero que malinterpreten mi hastío con un libro concreto y lo confundan con que no quiero leerles. Sinceridad ante todo, además siempre pueden simplemente hojear ellas mismas los libros una y otra vez 🙂

Confesión hipersecreta: Alguna vez he fingido dormirme para no leer más cuentos (cuando superan ya los dedos de las manos y las manecillas del reloj han sobrepasado la hora de Cenicienta), algunas veces lo he fingido tan bien que me he despertado a la mañana siguiente. ¡Mis niñas, perdonadme cuando leáis esto! XD
10. Se creativo
No leas, cuenta un cuento: voces agudas y graves, gestos, saltos, canciones, caras, teatrillo, máscaras, títeres… No te limites a leer en un tono monótono. Cuenta, vive tu cuento. Hay un taller precioso de mi amiga Cristina Saraldi que estoy loca por hacer “Siente tu cuento”. Los cuentos sin texto son geniales para esto, porque facilitan que nuestra imaginación vuele y utilizamos el libro como soporte y no como guión. Hemos comprado un palo de lluvía y un “trueno” para escenificar los cuentos… ¡Probadlo!
Tuvimos un pequeño parón hace unos meses, cuando se dio cuenta de que las palabras que leíamos formaban un código y en inglés no lo entendía. Así que he estado mucho tiempo leyendo una página y traduciendo. Desde hace nada hemos vuelto a leer cuentos enteros en inglés. Si le preguntas cómo se dice una palabra en inglés no va a contestarte, pero cada día entiende por contexto más y más. Soy especialmente flexible y por supuesto traduzco si no lo entiende o se pierde, hago más pausas, más vocalizaciones, más gestos, la invito más a participar, a señalar, a tocar. Y con orgullo tengo que decir que le encanta.

Respecto a los niños más mayores, tampoco dejes de leerles solo porque ya sepan leer. Hasta que ellos no quieran más, no dejes de leerles, puede que puedan leer pequeños cuentos con 6 o 7 años, pero aún les queda placer lector con sus padres, se me ocurren libros como Alicia en el País de las Maravillas, Matilda (bueno cualquiera de Roald Dahl, ya os conté que guardo mi colección como un tesoro), la saga Harry Potter, El principito, Tom Sawyer o Peter Pan, que son ideales para leer un capitulo por noche. ¡Ah! y no te olvides de predicar con el ejemplo, asegúrate de que tus hijos te ven leer tooodo el tiempo. Los que me seguís hace tiempo sabréis que soy una enamorada de la literatura infantil, me encantan los álbumes ilustrados, me apasionan las rimas divertidas, los versos sencillos, las ilustraciones deliciosas, me transportan a mi infancia, tratan temas igual de importantes que los del mundo adulto, hay moralejas y comportamientos a seguir y evitar y me puedo reír a carcajadas junto con mi niña, lo que sería imposible con libros de adultos. Una de las mejores cosas de la maternidad ha sido volver a enamorarme de la lectura en papel, ¿no os pasa igual? Nunca dejéis de soñar tesoros de papel.