En la lección de hoy terminamos el bloque que he titulado «La pedagogía de lo cotidiano» y vamos a tratar otro de los temas más importantes a la hora de practicar la filosofía Montessori: Las tareas de vida práctica. Tan importantes en casa como en una escuela Montessori.

Junto con todo lo referente a las actividades diarias de los niños respecto de sí mismos, podemos fomentar su autonomía dentro de lo que María Montessori llamó «Actividades de vida práctica».

En una escuela Montessori, se presenta a los niños este tipo de actividades de forma descontextualizada para que, a través de la repetición, dominen los movimientos, ejerciten la concentración y se preparen para otro tipo de actividades posteriores; es lo que llamamos preparación indirecta. En unos días os haré una lista de actividades de vida práctica Montessori que podemos llevar a cabo en casa. Se las podemos presentar en forma de juego, mientras nosotros realizamos otra o, simplemente, podemos incluirles en nuestros quehaceres domésticos diarios, ofreciendo previamente, o no, una presentación Montessori.

 

En las escuelas Montessori es necesario descontextualizar las actividades en bandejas, pero en un hogar, simplemente podemos tener a los niños en la cocina con nosotros. Aunque también es cierto que el esfuerzo que debe hacer el adulto para incluir al niño no es pequeño, las ventajas de hacer esto son numerosas:

  • Pasar tiempo juntos. Nunca el tiempo que compartimos con nuestros hijos es demasiado, especialmente al final de un duro día de trabajo. Preparar la cena o lavar los platos con nuestro hijo es una forma preciosa, ¡y práctica!, de conectar con él.
  • Desarrollar su autonomía: Valerse por sí mismos es algo que todo adulto debería aprender tarde o temprano, y además así nos evitaremos dejarle un tupper cuando sea adolescente y nos vayamos un fin de semana.
  • Favorecer su autoestima: Saber hacer las tareas él solo le produce un sentimiento de orgullo increíble y le llena de confianza en sí mismo. Cualidades que todo padre desea para sus hijos, ¿verdad?
  • Comprender y participar del mundo que le rodea, que es lo que le permite adaptarse, ¿recordáis?
  • Aprender a seguir normas, seguir un orden determinado y moverse con movimientos concretos, lo que especialmente les cuesta a los niños muy pequeños.
  • Evita tener que ofrecerle «distracciones», como ponerle la tele o dejarle el móvil, para poder realizar la comida u otras tareas.
  • Les hace partícipes de las responsabilidades que tenemos como adultos y de las consecuencias de nuestros actos: Si ensuciamos, hay que limpiar, si nos manchamos la ropa, hay que lavarla. Por tanto, refinar nuestros movimientos para evitarlo influirá también en su aprendizaje.
  • Permite desarrollar los sentidos. Los olores de las especias que usamos para cocinar, el tacto de la espuma al fregar los platos, el sabor de la comida recién cocinada, los distintos colores de las frutas y las verduras, o el sonido al batir enérgicamente los huevos o utilizar un mortero.
  • Participar en las tareas les predispone a una actitud colaboradora, probablemente si ha cocinado algo, se mostrará más animado a probarlo y si habéis limpiado juntos el salón, se mostrará más cuidadoso para mantenerlo como tal (esto con niños pequeños no pasa, pues ellos ven las tareas como un proceso, no como un resultado, pero en niños más mayores, de 3-4 años, sí que experimentaréis este cambio).
  • Si hay hermanos, les permite compartir, hacer turnos y seguir normas estrictas (por motivos de seguridad en la cocina) y también experimentar los beneficios del trabajo en equipo.
  • Es mucho más barato que una torre rosa y encima pasamos tiempo juntos, ¿os he convencido ya de por qué es lo mejor para vuestra relación padre e hijo? Bueno, realmente me falta la última, quizás sea la más importante, colaborar en las tareas con nuestros hijos desarrolla NUESTRA empatía, NUESTRA paciencia y NUESTRA capacidad de dejar hacer a nuestros hijos. Realmente, necesitamos todo esto para la adolescencia (y para la aDOSlescencia, ¿no creéis?) Empecemos desde ya a entrenarnos para esa supuesta trinchera.

Cocinar es de esta forma la actividad más beneficiosa que podemos compartir con nuestros hijos. Los más chiquitines pueden hacerlo desde una torre de aprendizaje cuando se mantienen de pie, o, anteriormente, llevándolos en un portabebés o en una trona desde que empiezan a sentarse. En torno a los dos años, pueden utilizar un taburete para poder llegar a la encimera.

Pero cocinar no es la única actividad que pueden llevar a cabo, os doy ejemplos de cosas que pueden hacer niños pequeños. Es muy importante a cada edad darle el reto suficiente, que ni le frustre ni le parezca aburrido.

  • Poner la lavadora: los más chiquitines se divertirán metiendo la ropa en el tambor, alrededor del 1-2 años podrán dar a los botones, con 3-4 podrán verter el detergente (podéis tener botellitas que iréis rellenando con menos cantidad, pues una botella grande es demasiado pesada para poder controlar que no se derrame) e incluso con 4-5 años podrán programarla (las más sencillas, incluso antes). Con mis hijas tenía apuntado en lápiz dos marquitas, una para lavado en frío con ropa normal (con un dibujo de una camiseta) y otra para lavar los pañales de tela y la ropa interior (con unas braguitas) Solo con esa indicación ya sabían poner la lavadora.
  • Poner el lavavajillas: desde que se mantengan en pie pueden ayudar a colocar los platos sucios y recoger los limpios, y cuando sean un poco más mayores podrán programarlo. Poner la pastillita suele ser algo divertidísimo para ellos.
  • Lavar los platos: esta actividad no necesita presentación, la espuma, el jabón, jugar con el agua, todos los niños adoran fregar (la lástima es que se nos pasa al llegar a la adultez XD).
  • Tender la ropa: podemos ofrecer los calcetines y la ropa interior pequeñita para que los tienda, bien con pinzas, bien con «pulpos» de tender la ropa, bien con un tendedero mini que podéis encontrar en varias tiendas. Nosotros tenemos un tendedero a tres alturas en el que la más bajita es ideal para que tiendan las niñas.
  • Recoger y doblar la colada: al principio no lograrán doblar muy bien la ropa, así que es mejor empezar por calcetines y braguitas, pero pronto podrá doblar leggins y camisetas, e incluso poner perchas a sus vestidos y camisas. Abril, con cuatro años, es totalmente autónoma en este sentido. Al principio, no os mentiré, era un caos, pero el esfuerzo de insistir merece (y mucho) la pena.
  • Limpiar la mesa y los muebles, así como con los pequeños «accidentes», podéis ofrecerles líquidos que no sean tóxicos, como vinagre diluido o jabón muy diluido en agua para que limpien con seguridad. Mejor jabón de castilla o de lagarto que los que llevan muchos químicos.
  • Barrer, fregar, pasar la mopa: conseguid cepillos de su tamaño o recortad los palos para adaptarlos a su altura. Evitad los de juguete, pues no limpian bien y puede ser frustrante para ellos.
  • Ir a comprar, colocar la compra, haced una lista de lo que falta: al principio ir a comprar con niños puede ser un poco estresante, pero pronto serán todo una ayuda para nosotros. En el caso de Abril, siempre se acuerda de lo que necesitamos para casa. Si se convierte en un infierno porque piden muchas cosas (¿y quién no? El supermercado entero es puro marketing) podéis acordar comprar algo al principio que no sea demasiado perjudicial (como unos yogures especiales o unas natillas de chocolate), no como premio ni castigo, sino como acuerdo, igual que haríamos entre iguales.
  • Si tenéis la suerte de tener jardín o huerto las posibilidades de colaboración se multiplican exponencialmente, ¡aprovechadlas!

No podemos olvidar lo que María Montessori llamó «Gracia y cortesía», es decir, el modo en el que mostramos a los niños todas las normas sociales y de convivencia. Un ejemplo muy claro es salir con ellos a hacer recados y que observen cómo nos relacionamos con el resto de las personas. Nunca olvidéis que los niños necesitan asimilar el mundo en el que van  a vivir. Ofrecédselo tan pronto y tan a menudo como os sea posible.

Se ha podido observar en fotografías de las costumbres sociales de un país,[no occidental] tomadas con fines documentales, que el niño, fotografiado siempre junto a su madre, no lloraba en ninguna de ellas. En cambio se puede afirmar que el llanto de los niños es un problema endémico de los países occidentales. Entre nosotros es frecuentísimo que los padres se quejen porque el niño llora, y pregunten cómo pueden calmarlo y hacerlo callar. Actualmente, la respuesta de algunos psicólogos es la siguiente: el niño llora y se halla agitado, tiene crisis de llanto y de mal humor porque sufre inanición mental: y tienen razón. El niño occidental, mentalmente es un desnutrido, un prisionero en un campo limitado y lleno de obstáculos que se interponen al ejercicio de sus facultades. El único remedio es hacer salir al niño de su soledad y permitirle entrar en la sociedad. La naturaleza nos enseña esta forma de tratar al niño que inconscientemente practican muchos pueblos. Debemos comprenderlo y aplicarlo conscientemente, con reflexión e inteligencia.

María Montessori

La mente absorbente

¡ADVERTENCIA! No me gustaría terminar sin recordaros que es muy importante la seguridad a la hora de utilizar productos químicos de limpieza o utilizar fuego o líquidos calientes, estas actividades deben realizarlas siempre bajo nuestra supervisión.

TAREAS

1/ Reflexionar acerca de esta lista de acciones de vida práctica y cómo pueden ser útiles en nuestra familia para responsabilizar a los niños de las tareas al tiempo que desarrollan su autonomía.

2/ En las actividades que no requieren de supervisión de nuestros superiores, ¿cómo evaluamos nosotros mismos nuestro desempeño? Os invito a reflexionar sobre ello.

RESUMEN

  • Las tareas de vida práctica son la base de la pedagogía Montessori.
  • Debemos recordar todas sus ventajas, priorizarlas y evitar que, por culpa de nuestro escaso tiempo, se queden sin practicar por miedo a la limpieza posterior.
  • Cocinar es la actividad más completa, pues engloba toda la parte de vida práctica, junto con lectoescritura, matemáticas y estudio de las ciencias.
  • Otras actividades interesantes son: limpiar, barrer, fregar, poner la mesa, hacer la colada, etc.