En la lección de hoy veremos en profundidad cómo elegir (mientras nos dejen) los juguetes para nuestros niños, cómo organizarlos, rotarlos, y qué hacer cuando nos llegan juguetes que no consideramos adecuados para su desarrollo.

Una de las preguntas que más a menudo me hacen los padres es sobre qué juguetes elegir para los peques. Es una pregunta muy lógica e inteligente, mientras que en las escuelas Montessori los juguetes no existen como tal (ni siquiera para juego simbólico), en una casa son esenciales.

LOS JUGUETES

Los juguetes suelen cumplir dos funciones: Entretener al niño durante un periodo determinado y permitirles desarrollar una habilidad. Debemos elegir siempre los segundos por encima de los primeros, pero no necesariamente tienen que ser juguetes “educativos”, pues todos los juguetes lo son, simplemente tienen que ofrecer al niño algo más que entretenimiento temporal (como podría ser el típico juguete de plástico con mil botones y sonidos).

Los mejores juguetes son, pues, aquellos que permiten el refinamiento de los sentidos y conocer/participar en el mundo que nos rodea, tal y como harían los materiales Montessori en una escuela.

Cuando son bebés, los mejores juguetes son aquellos que les permiten conocer el mundo a través del tacto y la vista (sonajeros, rodaris, muñecos de arrastre, etc.) y, cuando son más mayores, los que les permiten el refinamiento sensorial. A partir de los 3-4 años son recomendables aquellos que les permitan perfeccionar las nuevas habilidades que van adquiriendo (un memory, un puzzle, etc.) y, finalmente, sobre los 5-6 años son buena idea los juegos que permitan la interiorización de reglas y normas (como, por ejemplo, sencillos juegos de mesa).

Relacionado con esto último, María Montessori usó el término “Embrión social” para referirse a la etapa por la que pasa el niño de 3 a 6 años. A partir de los tres años, más o menos y siempre siguiendo al niño, los pequeños están listos para interactuar con otros niños de su edad. Recientemente se ha apuntado Emma (a punto de cumplir tres años) a la ludoteca (un espacio de juego municipal donde mediante el juego dirigido y una serie de dinámicas interiorizan valores transversales, es decir, solo va a jugar) y ha sido una experiencia genial, pues ha coincidido justo cuando estaba preparada para separarse y ha empezado a tener interés por estar con otros niños (más mayores eso sí, pues está acostumbrada a resolver los conflictos «como los mayores»).

Debemos ofrecerles, pues, la máxima libertad posible a la hora de interactuar con los otros niños e intervenir tan solo cuando realmente sea necesario (peligro o violencia física y/o verbal) Es habitual ver a los padres obligar o intentar hacer que sus hijos compartan sus juguetes, pero no es una buena idea. En cuanto estén listos compartirán los juguetes con gran alegría entre sus amiguitos, siempre que nadie les haya obligado a hacerlo con desconocidos. Debemos, entonces, hacer un ejercicio de empatía importante antes de presionarlos para que presten sus cosas.

EL JUEGO SIMBÓLICO

Sobre el juego simbólico y Montessori hay un cierto debate, pues en las escuelas Montessori no hay un rincón de juego simbólico y no suelen permitir a los niños utilizar materiales con una función distinta a la que se ha establecido. Me consta que en algunas escuelas no se les prohíbe sin más, sino que se les acompaña y se les escucha respecto a sus motivaciones para utilizar de esa manera el material. En todo caso, una escuela no es una casa y el juego simbólico es una parte muy importante del desarrollo de los niños y no debemos impedírselo.

En palabras de Isabel y María, guías Montessori integrantes del Equipo Montessori Canarias:

El juego simbólico convive con el material Montessori. Si el entorno en el que se mueven los niños se basa en la libertad y el respeto, el juego simbólico surge. Recordamos con mucho cariño una anécdota de dos niñas trabajando con los listones rojos, cuando una de ellas le hizo una sesión de manicura y peluquería a la otra, usando los listones como peine o lima. Fue precioso.

Siguiendo el principio Montessori de la realidad, especialmente a los niños menores de tres años, debemos ofrecerles juguetes inspirados en la realidad en vez de en la fantasía. Por ejemplo, a la hora de comprar un peluche, será mejor no elegir una jirafa azul o un gatito rosa, ya que están intentando entender la realidad que tienen a su alcance; pero ni por lo más remoto debemos dejar de ofrecerles este tipo de juguetes a los niños, ya que les permiten un juego desestructurado e imaginativo.

Otro ejemplo sería el de una muñequita bebé, les permite imitar nuestras acciones con ellos o sus hermanos pequeños: Bañarlos, darles de comer, consolarlos si lloran, vestirlos y desvestirlos. Así desarrollan las habilidades que les permitirán a ellos mismos realizarlas de forma autónoma y, a la vez, interiorizan que las familias nos cuidamos, haciendo que la frontera entre juego simbólico y vida práctica/gracia y cortesía se difumine.

Exactamente igual pasa con una colección de réplicas de animales, una casita de muñecas o un circuito de trenes, con el que aprenderán muchas otras cosas (biología, vocabulario, física, etc.) ¿Cuál es la frontera entre juego y aprendizaje? Para el niño no existe.

Por supuesto, no nos podemos olvidar de los bloques de construcciones, tanto en su versión clásica (en madera de lindos colores) como en su versión “moderna”  de plástico, pero que permiten increíbles formas, al igual que que los geniales legos (elegir preferiblemente los que permiten construir libremente y no con un propósito concreto es la mejor opción).

LOS JUGUETES DE PLÁSTICO

Otro debate que suele surgir es sobre los juguetes de plástico. Cuando los niños son bebés, es mejor ofrecerles juguetes de materiales naturales que les permitan una gran variedad de experiencias sensoriales (es distinto el tacto según la madera que se utilice, al igual que el peso, incluso el olor y ¡hasta el gusto al chuparlo!, varían de un juguete de madera a otro) Además, al igual que un vaso de cristal ofrecía un control de error que el de plástico no ofrecía, los juguetes de madera hay que cuidarlos mucho, porque son delicados, mientras que el plástico es resistente. El uso de materiales como la madera permite a los niños desarrollar el respeto por sus cosas y el cuidado del medio ambiente.

No obstante, según el niño va creciendo, hay materiales maravillosos fabricados en plástico (desde los ya citados legos hasta juegos de mesa o un microscopio infantil) que no pueden perderse.

De lo que debemos huir sin dudarlo es de ese tipo de juguetes de plástico que solo tienen una finalidad (y no permiten el juego abierto), que necesitan pilas y tienen todos los sonidos y luces que podemos imaginar. Sí, esos juguetes que yo regalaba a mis sobrinos pensando que eran los que más les gustaban, porque en el momento son tan llamativos que captan su atención, pero a posteriori dejan de tener valor por lo estático de sus posibilidades de juego. Y, además, no pueden explorar la relación causa efecto. Por ejemplo, si tocan una campana o un tambor, hay una relación directa entre la acción (el contacto) y el resultado (el sonido), pero a la hora de pulsar un botón y que de repente empiece a sonar solo hace que dicha relación no pueda apreciarse.

También os tengo que confesar que uno de los juguetes preferidos de mis hijas era un dinosaurio morado con una carita súper humanizada, de plástico, con pilas y que según la letra del alfabeto que tocaras, la nombraba o cantaba una canción tradicional anglosajona. Lo adoraban. Seguir al niño (siempre) es la clave. Solo ellos saben que necesitan para su aprendizaje.

Por otro lado, aquellos juguetes que favorezcan la capacidad de concentración de los niños son muy deseables.

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¿QUÉ HACER CON LOS REGALOS “INDESEADOS”?

Cuando alguien nos regala un juguete que no consideramos que sea útil para el desarrollo de nuestro hijo nos colocamos en una situación complicada.

Si no nos preguntan y hacen regalos totalmente inadecuados para nuestros peques tenemos tres opciones: 

Si nos preguntan o nos ofrecen la posibilidad de cambiarlos, y tenemos una relación de confianza, quizá podamos explicar con sinceridad y humildad por qué no nos parecen adecuados. Otra opción es llevarlos a casa de los abuelos o familiares en la próxima visita y  dejarlos allí para que puedan jugar con ellos cuando vayan a verlos. También podemos  guardarlos en casa y sacarlos en algunas ocasiones, para que nuestros peques jueguen y jueguen con amiguitos, pero no tenerlos siempre disponibles. Muchas veces, el juguete no nos gusta a nosotros, pero al niño le encandila, entonces, debemos respetarlo.

Además, cuando son mayores, los mismos niños piden los juguetes y pueden elegir algunos que no consideremos en absoluto apropiados para su desarrollo, entonces debemos reflexionar en este momento sobre qué debe prevalecer: su libertad y autonomía a la hora de elegir, o lo que nosotros consideramos adecuado. Creo que aquí debemos ser flexibles y podemos hacer listas de regalos en las que incluyamos juguetes y materiales a nuestro juicio adecuados, pero seleccionados por ambas partes y donde también haya juguetes, digamos, comerciales. De esta forma, si son familiares o amigos los que hacen los regalos, la última decisión, aunque controlada, seguirá siendo suya.

 

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LA ROTACIÓN DE JUGUETES

Es importante que el acceso a los juguetes sea fácil, tal y como vimos cuando hablamos sobre ambiente preparado, y que el ambiente sea armónico y no tenga mucha acumulación de materiales. Para lograrlo, lo mejor es hacer una rotación de juguetes. Así, además se renueva el interés de los niños sobre ellos.

Es similar a esa frase que a veces pronunciamos: “No tengo nada que ponerme”; y suele ser normalmente porque compramos con impulsividad y no vamos rotando y renovando las prendas, con lo que tenemos un armario demasiado lleno donde es difícil mantener el orden.

Cuando queremos hacer la rotación de juguetes es ideal reservar un día tranquilo para hacerlo junto con nuestros peques; decidir entre ambos con cuáles juegan más (que los dejaremos), con cuáles juegan menos (que los guardaremos para la rotación) y con cuáles no juegan nunca (que serán los que donaremos, siempre que el niño esté de acuerdo) Los juguetes a los que les faltan piezas o están rotos los podemos tirar, dar un uso diferente o también donarlos si el desperfecto no es importante.

Los juguetes de la rotación los podemos guardar en cajas rotuladas (y preferiblemente ordenadas por temáticas: juegos de mesa, juegos de motricidad, juegos de construcción, juegos sensoriales, etc.) a las que ellos puedan acceder fácilmente o al menos visualizarlas para pedirnos ayuda. A la semana o dos, podremos volver a rotarlos.

Por otro lado, hay niños que no soportan esta rotación de juguetes, les cuesta mucho desprenderse de ellos (aunque solo vayan a estar guardados un tiempo) En este caso, debemos contar con su colaboración, llegar a acuerdos y echarle imaginación al asunto. Nosotros, por ejemplo, convertimos el mueble del salón en un mueble juguetero.

No obstante, sí hay una norma clara: si tiene que entrar un juguete nuevo, tenemos que regalar alguno antiguo. En nuestro caso, en Navidades hacemos siempre una buena limpieza y lo donamos a una asociación que se organiza para regalarlos a familias humildes. Los entregan muy orgullosas y convencidas de que están haciendo algo por los demás, que es también una lección de gracia y cortesía, ¿verdad?

También os confieso que mis hijas son las pequeñas de 13 primos y que van heredando multitud de juguetes. El valor emocional de estos juguetes, que a mí no me parecen útiles pero a ellas sí, es inmenso, y debemos respetarlo. Recordad: siempre, siempre seguimos al niño, sin olvidarnos de seguirnos a nosotros mismos.

Así las cosas, y como recapitulación, las ventajas de la rotación de juguetes son claras:

  • Nos permite mantener el orden de forma más sencilla, “menos es más”, ya sabéis.
  • Les permite una mayor concentración a la hora de elegir un juguete en vez de sacar varios a la vez.
  • Nos obliga a fijarnos más en el niño y, mediante la observación, ofrecerle los juguetes o materiales que necesite en ese momento.

TAREAS

1/ Reflexionad sobre qué regalos serían los más adecuados para nuestros hijos y preparad una estrategia para conseguirlos (lista para los abuelos, trueques, fabricar DIY, etc.)

2/ Planificad una rotación de juguetes (si es que lo creemos necesario)

RESUMEN

  • En un aula Montessori son importantes los materiales que diseñó la Doctora para dar soporte a su método pedagógico. En una casa no.
  • En casa debemos seleccionar bien los juguetes que ofrecemos a los niños pequeños, mientras sea posible.
  • Cuando ya empiecen a elegir debemos permitírselo, pudiendo pactar o rotar si lo consideramos necesario.
  • En Montessori no se plantea el juego simbólico como parte del currículo, pero en casa es necesario pues es una forma de expresar también sus sentimientos.
  • No podemos olvidar que para el niño TODO ES JUEGO, aunque a ojos del adulto no nos lo parezca tanto.
  • La rotación de juguetes es clave para niños muy pequeños y/o espacios reducidos.