¡Hola!
Te voy a contar una historia.
El otro día Miguel y yo ibamos a salir a cenar, en mi casa es una norma que toda la ropa del día esté doblada y colocada antes del final del día y a mi no me dio tiempo a hacerlo.
A la hora que teníamos previsto salir, no había terminado y le pedí ayuda, me dijo que eso no era respetuoso para él porque ese día había hecho él la comida.
Finalmente terminé pero él me dijo que ya no estaba de humor porque le molesta que no tenga hecha mi tarea a tiempo, que he tenido todo el dia y que está frustrado por llegar tarde y ya no le apetecía salir a cenar.
¿Esto es un límite o un castigo?
Esta historia no es real, me la acabo de inventar para poder ver las cosas desde otro punto de vista…
Desde mi punto de vista la situación que cuentas es un castigo, ni siquiera una consecuencia lógica, porque no cumple con las 4R. Y sea cómo sea, no favorece la conexión.
Nuestros hijos no tienen qu responsabilizarse de nuestras emociones, porque ello podría acabar en una parentalización que no queremos en ellos y en ellas.
Igualmente somos humanos, y nos confundimos, y en la siguiente reunión familiar (¿entinedo que las hacéis?) podemos sacar el tema y buscar opciones.
Nosotras como adultas podemos responsabilizarnos (no os di el tiempo suficiente, no tenemos sistema de recogida efectivos, no soy capaz de regular mis estados de ánimo cómo me gustaría…) y buscar soluciones, desde la cooperación y no desde el control…
No sé si me estoy explicando…
Abrazos!
Bei