1. La verdad es que mi experiencia personal creo que es bastante inusual. En mi casa, sobre todo mi padre, hablaba constantemente sobre temas relacionados con la sexualidad de una forma muy normalizada. Y mi madre también, pero en ella percibíamos lo que habla Bei de la falta de coherencia entre el discurso y lo que se siente. Porque sobre el papel había que hablar de esto, porque ellos eran grandes educadores y progresistas y liberados, pero en el fondo tenían su mochilita. Y a pesar de todo esto, y de cómo estaba de presente este tema, yo generé muchas inseguridades y malos sentimientos. Quizá porque se abordaba mucho lo de fuera y poco los procesos personales, y poco desde la primera persona. Quizá porque sea lo más difícil.
2. A día de hoy, y después de mucho leído y mucho experimentado, veo mis limitaciones a vivir en el placer y desde ahí. Creo que es un trabajo primordial para este tema. Hay ciertos aspectos como la orientación sexual, los juguetes, la vestimenta y tal, que son, para mi, mucho más fáciles de tratar porque hablan de cosas más «materiales», más «físicas». Pero el enfoque de vivir y disfrutar de nuestro cuerpo, me resulta algo complejo y que despierta el mito de Eva en lo más hondo, haciéndonos sentir como una caca. Así que ahí estamos con el trabajito personal, sobre todo cuando veo que mis hijas viven desde ese placer y cómo me incomoda, a veces, verlo.
3. No he visto aún los libros de la bibliografía (ahora voy!), pero para mí el conocimiento ha sido fundamental. Leer sobre las vivencias compartidas de miles de mujeres, me ha ayudado mucho. Y ver cómo somos y cómo estamos hechas. Comparto por aquí toda la serie de Menstruita, que es una maravilla. También «El placer» de Maria Hesse o «El futuro es femenino» donde ella también ilustra un cuento. Tengo pendiente «Feminidad Salvaje» de Sonia Encinas.
Un abrazo