Respuesta a: Tema 14. El trabajo personal

#60596
amazonic9
Participante

1/

Es una suerte ser tu madre y poder acompañarte y verte crecer

¿Qué necesitas?

Siempre estás presente en mi pensamiento

Estoy aquí para ti

Nunca imaginé poder querer a alguien como te quiero a ti

2/

En mi caso, hay mucho que trabajar (pulir sería un lujo). Muy a menudo me cuesta demostrarle a mi hijo mayor que lo quiero incondicionalmente. De hecho a veces pienso que ni siquiera soy capaz de quererle de esta manera, ya no sólo de demostrarlo.

Cuando era más pequeño me era más fácil demostrarle amor. De hecho, ahora mismo con mi hija de meses no me cuesta. Creo que esto está ligado con varios temas. Por un lado, que al menos en mi caso cuando son pequeños me sale de manera más natural tener paciencia, acompañar (o sostener) sus emociones, alentarles,.. creo que porque los veo más indefensos, vulnerables, y me resulta más fácil sacar esa parte “más tierna”. Esto claramente es un juicio, y como tal, también lo es el que a partir de una cierta edad ya no los vea de esa manera y empiece a ver que son (o deberían ser, más juicio aún) mucho más independientes, y cada vez me va costando más sostener según qué cosas pero sobretodo mostrar mi parte más vulnerable, por decirlo de alguna manera.

Por otro lado creo que tiene que ver con mi propia historia y mochila. Yo fui criada sobre todo por mis abuelos. Mi abuelo era más o menos cariñoso pero mi abuela no lo era en absoluto. Su forma de demostrarnos amor era dándonos lo que ella consideraba importante (comprándonos carne de mejor calidad, por ejemplo; haciendo esfuerzos económicos, por ponerle un “titulito”), pero por ejemplo no tengo recuerdos de ella abrazándonos en ningún momento. Ni dándonos aliento (muy al contrario, de hecho). Y ya sea por genética, por ambiente, o por las dos cosas, a mí me ha costado siempre horrores demostrar afecto en general, y especialmente a nivel corporal.

Y esto me lleva a una frase que leí hace tiempo, creo que de Yvonne Laborda, que decía algo así como que lo que más nos cuesta es dar lo que nunca se nos dio a nosotros. Dar lo que no tuvimos. Y que conseguirlo puede resultar sanador.

Así que en esas estamos, intentando conocerme mejor y aprender todo lo posible sobre lo que necesitan los peques y lo que es realista o no esperar de ellos para poder irme liberando de esa exigencia, que me lleva a la cólera.

Tengo por delante mucho camino…