QUINTA SEMANA – AMBIENTE PREPARADO: CASA O NATURALEZA
EJERCICIO 1: Facilitar la autonomía
Os invitamos a que reflexionéis sobre cómo podéis organizaros para que vuestros hijos puedan plantearse los objetivos que enumeramos en las páginas 111 a 116 del libro. Por ejemplo:
Tendrás que evaluar si son objetivos adecuados para su edad. Por ejemplo, cuando tienes un bebé, el objetivo no será la lectura autónoma, sino compartir momentos de lectura. Mientras el bebé aún no puede desplazarse, con que los libros estén a tu alcance habrá suficiente. Cuando empiece a desplazarse, le dejarás al alcance libros apropiados para su edad. Por otro lado, pasarán años hasta que tus hijos desarrollen las habilidades necesarias para cortarse las uñas de forma autónoma. Este ejercicio, pues, te invita a observar. Puede que identifiques necesidades que no quedan reflejadas en nuestra lista; no dudes en hacerla tuya.
EJERCICIO 2:: Tu brújula interna
Tenemos tendencia (al menos nosotras) a intelectualizarlo todo, desde la crianza de nuestros hijos hasta los paseos por la naturaleza. No obstante, a menudo, las mejores experiencias son aquellas que nacen de seguir nuestros instintos. Recuerdo una vez (Nitdia) que fuimos a buscar setas con mis hijos, era sábado por la mañana y en época de luna llena (cuando normalmente encontramos más setas). Íbamos con la idea de recoger ceps (Boletus edulis), chantarelas (Cantharellus cibarius) y lenguas de vaca (Hydnum repandum), tipos que conocemos bien y que habíamos recolectado en otras ocasiones. El caso es que una vez en el bosque empecé a alejarme y a dirigirme hacia un margen, donde básicamente había helechos. Mi cabeza me decía: “¿Adónde vas? ¡Dirígete hacia los árboles caducifolios! ¡O hacia los pinos! Entre los helechos no encuentras nunca nada”, pero algo dentro de mí me decía que debía seguir en aquella dirección, hacia el lugar en el que apenas minutos después hicimos un gran descubrimiento: había unos cuantos troncos de abedul caídos ¡repletos de políporos! El políporo del abedul (Fomitopsis betulina) no es el hongo ideal para comer (aunque se puede), pero es genial como medicina y nos ofrece otros usos: para afilar herramientas y ¡como tiritas! Solo mis dos hijos mayores lo conocían y fue una gran experiencia para todos (sin contar que ahora sabemos adónde dirigirnos si necesitamos alguno). Seguir nuestro radar natural, deambular sin rumbo, curiosear dejando de lado planes y agendas debería ser asignatura obligatoria cuando estamos al aire libre, y a nuestros hijos se les da de maravilla.
Con este ejercicio queremos que conectes con tu radar corporal, tu brújula interior, y te dediques a pasear muy lentamente por la naturaleza. ¿Qué te llama la atención? ¿Qué sientes? Si quieres, puedes llevarte una lupa y observar todo lo que a veces pasa desapercibido. Normalmente vamos muy rápido por la vida, siempre con objetivos en mente. Este simple ejercicio te ayudará a desacelerar y a entender que lo importante no es el destino sino todo lo que encontramos a lo largo del camino.
No hace falta que vayas al bosque para llevarlo a cabo; lupa en mano, puedes descubrir todo un mundo a los pies del único árbol de la plaza. Las maravillas de cambiar de escala.