NOVENA SEMANA – LAS HERRAMIENTAS

 

EJERCICIO: Crea tu propia caja de herramientas.

Nosotras te hemos explicado algunas de las herramientas que mejor nos funcionan. Algunas estarán con nosotras siempre, otras irán variando a lo largo del tiempo porque las necesidades de la familia son distintas.

Este es el momento de crear tu propia caja de herramientas, que no puede ser enlatada, porque si no, no seguirías al niño o a la niña, ni a ti mismo.

Criar desde el corazón, desde el aliento y el amor incondicional, implica una profunda revisión de una misma, y seguramente también encontrar el equilibrio entre la coherencia y la flexibilidad.

Es el momento de elegir diez herramientas ( o el número que tú quieras), de dibujarlas o escribirlas con letra bonita y de ponerlas en un lugar muy visible.

Te damos algunas sugerencias más que hemos ido tratando a lo largo del libro:

Revisar nuestra forma de alentar la autonomía: ¿Qué tal volver a revisar, no solo el ambiente, sino también nuestras interacciones para impulsar la autonomía? ¿Qué podemos hacer o no hacer para que todos podamos tener más libertad, más responsabilidad, más compromiso y más pertenencia a la vez? 

Crear un anclaje: Algo que nos recuerde que somos sus influencers, desde una canción hasta un tatuaje, pasando por gesto concreto como una mirada -mirar sus manitas (y acordarnos de cuando eran bebés)-, un toque – que quizás hayamos trabajado en alguna meditación-, un olor que nos conecte o recordatorios visuales. Lo que sea que nos funcione para volver al momento presente. Irene, una compañera de Bea de la formación Maitri (compasión) guiada por Eva Candela, se tatuó en una mano la frase YOU CAN (tú puedes) y en la otro LOVE (amor, amar). Al juntarlas formando una flor de loto, se leía “Tú puedes amar”, haciendo referencia a la importante autocompasión de la que hemos hablado a lo largo del libro. 

Recuerdos esenciales: En el libro hemos hablado mucho sobre cómo gestionar conflictos y también sobre cómo encontrar equilibrio entre ser firme y amable y, sobre todo, respecto a primar la conexión sobre la corrección. Cuando pasamos tiempo de plena presencia con las personas a las que queremos, estamos invirtiendo en nuestra relación; por supuesto, habrá momentos en los que también tengamos pérdidas (una crisis de pareja, una situación que agrave la rivalidad entre hermanos, una mudanza, una crisis laboral, una pandemia…) Creemos que lo más importante para criar desde el corazón es tener un balance positivo, que las ganancias (vinculación), superen a las pérdidas (desconexión). Invertir en tiempo juntos para construir recuerdos esenciales juntos es una garantía de tener saldo positivo en la conexión familiar.

Lista de fortalezas: Cuando pensamos que estamos en un callejón sin salida, enfocadas en la autoexigencia o la insuficiencia, una forma de parar esta autocrítica puede ser enfocarnos en las fortalezas que tenemos como persona, como madre o padre, como familia o pareja. Podemos dibujarlas y tenerlas en un lugar bien visible.

Burbuja emocional: En ocasiones, puede que nos sintamos abrumados ante las miradas o acciones de otros extraños que nos juzgan; a veces, pueden ser nuestros amigos o familiares. Desde luego, lo ideal sería informar de nuestros límites desde la asertividad y la compasión pero, si no es posible, una estrategia que nos parece poderosa es evocar la imagen mental de una burbuja que acoge a nuestra familia, imaginarla del color que queramos, en el lugar que queramos y de la textura que queramos, y pensar que es un escudo protector que repele el daño que pueden hacernos los demás.

Supervisar: No se trata de tener todo controlado al milímetro, sino más bien de prever posibles escenarios con diferentes soluciones que nos harán la vida más fácil. No es necesario que tú los pienses todos, podemos hacer lluvia de ideas en familia para tener un inventario común de soluciones. En el caso de los pequeños es una herramienta indispensable para velar por su seguridad, y en el caso de los más mayores, aunque también es importante su seguridad, nos referimos más bien a hacer seguimiento de rutinas, compromisos, acuerdos y, en general, de cómo fluye nuestra familia.

Y por supuesto, por mucho que hayamos pensado mil antídotos para mil futuribles, en el momento en el que ya los tenemos pensados, creemos que lo mejor es olvidarse de ello y fluir. Cuando sueltas tus expectativas, sueltas tu necesidad de control, y con ello, es más fácil que te conectes con el momento presente. Dejar de pensar en el pasado y dejar de tener ataques de futuro (miedos), nos puede dar mucha serenidad.

Confiar: La confianza es lo contrario del miedo, por eso no siempre es fácil para muchas personas hacerlo. El miedo nos mantiene a salvo, la confianza nos permite explorar. Nuestra función como adultas es mantenerlos a salvo; la de los peques es explorar. Solo tenemos que supervisar para que se sientan seguros, no se hagan daño, como haría un guardián en el centeno:

“Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños, y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Solo yo. Estoy al borde del precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan en él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Yo sería el guardián entre el centeno.”
J.D. Salinger