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Hola, buenos días!
Allá vamos con nuestros mayores retos diarios, que no son todos 🙂
1. Retos diarios, ordenados según el estrés que nos genera y los que más nos cuestan (a los papás)
La hora de irse a la cama
Es el peor momento del día o, al menos, el que vivimos peor y gestionamos peor.
Yo estoy todas las tardes con ellas y el papá generalmente no, trabaja todas las tardes.
El caso es que los dos llegamos tan ya agotados al final del día (él de currar y yo de que me vuelvan loca toda la tarde) y solo tenemos ganas de sentarnos juntos, estar tranquilos, charlar entre nosotros (que no nos vemos casi entre diario). Necesitamos ese rato de adultos y de tranquilidad, pero ellas (obviamente) no lo entienden y no hay manera de que se quieran ir a la cama. Así que siempre acabamos con prisas, enfadados y no nos gusta nada terminar así el día. Hemos probado muchas cosas pero nada funciona 🙁
Peleas (e insultos) entre hermanas.
Otro tema que no conseguimos gestionar bien y nos estresa (y frustra) bastante. Sobre todo lo llevamos peor con la mayor, que es la que mete más caña a sus hermanas pequeñas. Sé que mucho de su comportamiento es por una meta equivocada, por lo que me hace sentir a mí, pero no consigo redirigirla y ayudarla a sentirse mejor.
Lavarse los dientes.
Otra lucha diaria, con las pequeñas (6 años). Este tema estresa mucho más al papá que a mí, pero es verdad que es un momento de conflicto diario porque nunca quieren y cuando lo hacen, lo hacen mal y rápido. La única forma sería lavárselos nosotros pero no creemos que esa sea la solución, porque no es una vez puntual, sería todos los días y todas horas y tienen edad para poder hacerlo ellas perfectamente. De hecho, saben hacerlo pero como «se aburren» y no les gusta hacerlo, no quieren.
Recoger
Otro reto diario, que seguro compartís la mayoría 🙂
2. ¿Firmes o amables?
Normalmente intento ser firme y amable al mismo tiempo. Es una frase que la tengo grabada e intento aplicarla siempre. Pero reconozco que, a veces, hay situaciones que me superan o me destapo y termino siendo firme pero no tan amable.
Por cómo me criaron a mí y lo que veo de mi madre, de cómo actúa con mis hijas y cómo recuerdo que actuaba conmigo y mi hermano, yo tiendo a ser más firme (pero de forma amable) que amable solo. Obviamente depende de lo que sea, porque intento ser flexible y razonable. Pero nunca me gustó el hecho de que cuando se dice una cosa en plan firme, no se cumpla luego. Creo que esto no es nada beneficioso para los niños, ni para nosotros. Ese ir pasando de la firmeza a la amabilidad, cuando a uno le conviene o ve que los niños se frustran. Yo procuro siempre cumplir lo que digo, y luego intento estar acompañando la frustración o el enfado (si es el caso).
Aunque reconozco que no siempre lo hago bien, o todo lo bien que debería.
3.
Positivos de Amable
Los niños se sienten bien porque hacen lo que quieren. Menor frustración y enfado por su parte.
Negativos de Amable
Para los adultos, que pierden un poco de control de la situación y puede haber más desorden, más caos a nivel casa y familiar.
Más complicado que niños aprenden a gestionar su frustración o enfado, o a entender y respetar límites.
Mayor frustración y enfado en los adultos, cuando se rompe algún límite que ellos pondrían o cuando hay falta de respecto por parte del niño o incluso del adulto a sí mismo.
Positivos de Firmeza
Mayor orden en casa. Comportamientos más predecibles. Se sabe en todo momento qué hay que hacer.
Más tranquilidad en los adultos, que pueden sentirse más seguros con el control de la situación.
Negativos de Firmeza
En muchas ocasiones, falta de respecto hacia los niños y hacia sus necesidades.
Falta de colaboración, de trabajo en equipo. Poca conexión y diálogo entre adultos y niños.
Posibilidad de falta de autoestima en los niños.
Podría surgir el miedo hacia el adulto, que hagan las cosas más por temor a las represalias que porque crean que es lo que hay que hacer.
Falta de entendimiento (y colaboración) en los límites, por parte de los niños.
4. Herramientas que hemos usado
Reconozco que hemos usado muchas pero ninguna de forma muy constante, por lo que no hemos podido comprobar bien cuál funciona mejor o peor.
– Rueda de opciones
La tenemos para momentos de enfado, estrés, … de las peques, pero no la utilizan mucho.
– Tiempo fuera positivo
No nos funciona. Ni para ellas, ni para mí.
Cuando soy yo la que lo necesito, porque es un momento de estrés y empiezo a notar que me estoy encendiendo y voy a estallar, intento tomármelo para así tranquilizarme y poder gestionar la situación mejor. Pero me resulta imposible porque las peques me siguen y no me dejan sola para que me tranquilice. Y que me persigan, me llamen, me lloren, mientras yo estoy intentando tranquilizarme no me ayuda nada, al revés, me sigue encendiendo más.
Y cuando son ellas las que podrían necesitarlo, tampoco quieren. Creo que sienten que las estamos echando, para que estén solas. Como una especie de castigo. Por más que le explico que no, que solo se lo sugiero para que puedan tranquilizarse y sentirse mejor. Pero no quieren.
– Reuniones de familia
Las hemos intentado alguna vez, pero no conseguimos que sean algo prioritario y que sirva para algo. Sé que aquí yo tengo mucha responsabilidad, porque soy la que siempre tira del carro en todas estas cosas y, en el caso de las reuniones de familia, no lo hago. Es mi prioridad y sé que puede ser la «salvación» para muchos de nuestros problemas.
– Consecuencias lógicas
Aunque reconozco que a veces son «castigos» camuflados. En situaciones que se nos van de las manos, o no sabemos gestionar correctamente, o simplemente estamos tan agotados que nos dejamos llevar.
Seguro que hemos usado más herramientas, pero estas son las que primero se me vienen a la cabeza.
¡Menuda chapa os he soltado! jeje
Un saludo