Hola!
1/ Los retos a los que me enfrento cada día:
– Empezar el día de buen humor y sin prisas. Muchas veces el inicio del día ya nos marca cómo vamos a estar el resto de la jornada.
– Conseguir cumplir con las tareas sin conflictos ( deberes, duchas, extraescolares, tiempo de juego, cena, rutina de antes de acostarse…)
– Terminar el día de buen humor y con la sensación de que lo estoy haciendo bien.
2/ Cómo soy en mi día a día.
Considero que me afecta muchísimo mi estado de ánimo y el ambiente que tengamos en casa. Cuando estoy más relajada y contenta soy más amable y menos firme. En épocas en las que tengo mucho más trabajo y voy con más prisa actúo con más firmeza y menos amabilidad.
Aunque me he ido dando cuenta del efecto que tiene mi estado de ánimo en casa y de cómo nos retroalimentamos los tres cuando el ambiente está más tenso. Por lo que intento regularme para mejorar la situación, así como ser más amable con mi marido y mi hija cuando veo que ellos están más tensos.
3/
Ser amable mejora la relación entre las personas, el ambiente suele ser más tranquilo por ausencia de conflictos y frustración por parte del niño, ofrece oportunidades de aprender sobre las experiencias, así como la oportunidad de que tomen decisiones por si mismos.
Si se es única y exclusivamente firme, se pierde todo esto y se consigue más frustración y una sensación de rebelión interna.
Por otro lado, ser única y exclusivamente amable puede ocasionar que no tengan claro donde están los límites. Que no sepan enfrentarse al mundo donde se encontraran con personas firmes e intransigentes y no tengan herramientas para gestionar sus reacciones y la frustración que les provoca la situación.
Por lo tanto, lo ideal es combinar la amabilidad con la firmeza para poder aplicar los puntos positivos de cada aspecto y así poderlos ayudar a gestionar sus decisiones y emociones.
4/ Creo que en ocasiones he aplicado la firmeza en aspectos en los que quizás no era tan necesario y eso ha provocado un conflicto, una rebelión por su parte y su discusión correspondiente. Aunque poco a poco me voy dando cuenta e intento parar, mirar la situación desde otro ángulo y sustituir el «Esto es lo mejor para ti porque yo soy tu madre y lo sé» por una explicación que pueda entender mejor.
Por ejemplo: siempre tenemos problemas con el pelo, peinarla es una lucha diaria y una fuente de malestar por parte de las dos. «Tienes que peinarte, no puedes ir con esos pelos por el mundo» era una frase que yo pronunciaba a menudo.
Ahora intento explicarle «Lo mejor para no tener enredos es que pongamos desenredante y peinemos por la mañana y por la noche y será más fácil que tengas el pelo largo y cuidado como tu quieres». Parece que funciona algo mejor, aunque aún sigue siendo un reto diario.