13. Vida práctica

Pues la verdad es que coincido que hay que darle una vuelta a la vida práctica en esta etapa para que siga cultivando conexión y no contribuya a la desconexión. En casa nos pasa que muchas veces tenemos conflictos alrededor de las tareas que tienen asignadas desde hace tiempo: gestión de zapatos, abrigo, mochila, ropa a medias de ensuciar, poner mesa, etc… Desde luego que influye el cansancio, el que llegamos tarde a casa por extraescolares o planes con amigas… Vamos, que tenemos que ajustar cosas. A veces nos sale y otras veces el cansancio adulto tampoco nos ayuda a ajustar…

Por otro lado, por aquí hemos comprobado que las tareas de vida práctica que más están contribuyendo a la conexión son las que implican retos nuevos, actividades más difíciles, más de mayores. Comprobando de nuevo la importancia del ajuste de la dificultad. También estamos comprobando la importancia de no dar las mismas tareas a todas mis hijas, porque los intereses de ellas son diferentes y no desarrollan su interés ni disfrutan con las mismas cosas.

– Una de nuestras hijas está poniendo la lavadora para todas. La preparamos antes de cenar y la programamos para la noche.
– A otra de ellas le gusta mucho cocinar, así que participa en el Batch Cooking y es un momento que las dos compartimos sin hermanas.
– También estamos «levantando» la revisión de algunos autocuidados de las niñas, haciéndolas a ellas responsables de estos sin ir detrás con ojo juzgador: cortado de uñas, duchas y lavado de pelo, peinado… A veces hay que recordar, pero el llegar a algunos acuerdos de frecuencia flexibilizando los momentos y con cierto poder de decisión sobre los cuándos nos está ayudando.
– Otra cosa en la que les estamos incluyendo es en el regado de las plantas.
– También acompañan en tirar los restos orgánicos a una vermicompostadora que tenemos.

Aporto estas ideas. Me encantaría leer vuestras rutinas, porque me siento un poco perdida en esto… La prisa a veces nos come…