yara

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    • #26269
      yara
      Participante

      Uffff, tema madre. La madre de todos los temas. La mía siempre ha sido muy ordeno y mando, en su casa y en la de los demás. En algún momento ya hemos tenido que decirle que no se meta en nuestras cosas, porque por ahí no pasamos. A las madres también hay que ponerles límites, jajajaja. Lo medio entiende y lo medio hace.

      Alguna vez le he dicho que eso de que los padres educan y los abuelos malcrían no es correcto. Los abuelos no pueden dedicarse a echar por tierra el trabajo que tanto nos cuesta hacer a los padres. No pido que hagan lo mismo que nosotros, solo que no nos saboteen.

      Al contrario que vosotras, yo sí corrijo a mi madre delante de mis hijos. O le dedico una mirada fulminante o un «Mamá…» y ella me responde: «Eso tampoco lo puedo decir, ¿verdad?». Y si tengo algún conflicto con los niños o tienen una rabieta, no me voy a otro sitio para solucionarlo. Estoy muy orgullosa de lo que estoy consiguiendo con la DP y me quedo para que vean cómo lo hago. No creáis que lo hago a modo de ejemplo, por si cala. Yo hago una demostración de poder. YO soy la hembra alfa, no ella. Al menos en lo que respecta a mi casa y a mis hijos. Y eso que ya he dicho en alguna ocasión que soy fácilmente manipulable por mi madre. Pero en esto, me niego, lo siento.

      Hace tiempo que barrunto la idea de dejarle alguno de los libros que leo sobre crianza, a ver si se empapa un poquito. ¿Alguna de vosotras lo ha probado? ¿Funciona en algo? ¿Se puede resetear a las abuelas?

      No sé si he podido ayudarte en algo. Mi consejo es que tengas una reunión familiar con tu madre. Que le expongas lo que sientes sin atacar (escríbete un guión antes, que improvisar eso debe de ser imposible). Y empodérate como madre. Lo estás haciendo bien, mucho mejor que bien, porque tienes las agallas de reflexionar sobre la crianza, de buscar respuestas y soluciones, voluntad de cambiar para ser una madre mejor. ¿Que más puede pedir tu hijo?

    • #25174
      yara
      Participante

      ¡Hola! A mí también me parecía que el autocuidado era egoísta, como una manera de escaquearme de mis deberes de madre. Al fin y al cabo, tener hijos es dedicarte en cuerpo y alma a ellos, ¿no? Pues no. Y hasta que lo descubrí, lo pasé muy mal. Si hay un dicho que dice «Mujer feliz, marido feliz», creo que deberíamos aplicarnos el de «Mamá feliz, familia feliz». Para mí, el autocuidado eran las sesiones con la psicóloga (qué bien hacen, por cierto) y estudiarlas oposiciones, aunque parezca increíble. Si tengo tiempo para mí, y lo necesito cada día, entonces siento que puedo tener tiempo para los demás y disfrutarlo. No sé si me explico.

      1) Estas frases son todo órdenes, como si no fueras capaz de hacer las cosas o hacerlas bien. Yo las uso con un «por favor». No me parecían tan malas… hasta ahora.

      2) Me parecen también un poco agresivas. Igual, porque cuando las he oído o dicho han sido con el tonito acusador dichoso. Supongo que bien dichas, invitan más a reflexionar sobre los acuerdos a los que hemos llegado anteriormente y ayudan a cooperar.

      3) La manera en la que decimos las cosas es muy muy importante. Se puede decir exactamente lo mismo, de maneras diferentes y tener resultados distintos. Recuerdo haberle dicho a mi madre en alguna ocasión que siempre me daba órdenes, y ella respondía que no, que me daba consejos. A lo que yo protestaba que, de la forma en la que lo decía, sonaba a orden. Pero veo que es muy difícil hacerlo bien, porque hay que desaprender lo que ya tienes en el disco duro.

    • #25163
      yara
      Participante

      ¡Hola!

      A mí me pasa como al resto de vosotras con las frases: que las primeras son las que he oído toda la vida y las que uso cotidianamente. Además, las leo y resuenan en mi cabeza con el tonito acusador ese tan horrible.
      Las frases alentadoras parecen como rebuscadas, por esa falta de familiaridad que tenemos con ellas, pero me parecen geniales y cuando pueda expresarlas con mis palabras, será perfecto.

      Hasta ahora, el curso me está encantando. me reafirma lo que yo ya sabía: que la conducta de mis hijos es perfectamente adecuada para su edad y que la conducta que falla es la mía, que a veces parezco yo la chiquilla.
      Y cada lección que leo me hace sentir mejor y con energía de cambiar mi comportamiento y hacer que la convivencia fluya con armonía y que mis hijos crezcan felices y sintiéndose capaces. Gracias.

    • #25160
      yara
      Participante

      ¡Buenas! El tema de alabar contra alentar hace tiempo que lo trabajo y, aunque es muy difícil salir del manido «muy bien», estamos trabajando en ello 😉

      Mi problema con el halago es con el halago físico. Me paso el día mirando embobada a mis hijos y diciéndoles lo guapos que me parecen. Lo sé: no está bien. Pero no sé cómo dejar de hacerlo. Soy muy cariñosa y efusiva y cuando tengo un sentimiento dentro, tengo que soltarlo, ya sea como piropo, beso, abrazo o «te quiero». Intento arreglarlo diciéndole que a mi hija que es aún más bonita por dentro, como persona. Pero aún así, la estoy etiquetando, ¿verdad? El caso es que no sé si esto entra en los dominios de la DP, pero quería preguntar.

    • #25093
      yara
      Participante

      ¡Hola! me ha encantado la reflexión del «y» y del «pero», porque hace tiempo que aprendí que lo que dices antes del «pero» pierde todo su valor («yo no soy racista, pero», «yo no soy homófoba, pero»…).

      Bueno, al lío. Este tema de los castigos me ha removido muchísimo por dentro porque tengo aún heridas sin curar y que no creo que sanen nunca. Me daré por satisfecha si no cometo los mismos errores con mis hijos.

      1) Creo que los padres que evitan enfrentarse a los problemas son los excesivamente permisivos y los excesivamente controladores. Los padres que son a la vez firmes y amables son los que se implican activamente en la búsqueda de soluciones.
      Yo peco de permisiva hasta que pierdo la paciencia (con bastante frecuencia, la verdad), y entonces me vuelvo controladora al máximo. Por lo que he leído en la reflexión de alguien por arriba, ser una madre firme y amable, que observa, mira y busca soluciones requiere de esfuerzo, y yo reconozco que soy muy vaga para ciertas cosas. Creo que por eso me comporto de esa manera con mis hijos.

      2) El peor castigo que recuerdo fue una vez que, después de comerme un plato de judías verdes, lo vomité. Mi madre, le quitó las flemas y me hizo comer lo que había devuelto. Encima se rió de mí diciendo que era tan tonta que me había comido antes el devuelto que la comida normal. Sobra decir cómo se llamaría a esto en esta época.
      Me sentí incomprendida (no me gustaban las judías verdes) y por supuesto, nada querida y ridiculizada. No entendía por qué me trataba tan mal y se reía de mí. De pequeña comía muy mal (según mi madre) y tuvimos muchas peloteras al respecto. Por eso ahora no obligo a mis hijos a que se coman nada y solo les insisto para que se coman las cosas que les gustan. Nunca les pongo algo que, a priori, sé que no les va a gustar. Prefiero que prueben de lo mío antes.
      He notado que tengo aún mucha rabia y tristeza por aquello, que nunca me he sentido respetada ni mis opiniones tenidas en cuenta (tanto con la comida como con todo lo demás) y aún sigue siendo así. Todo lo que yo digo es una tontería o una bobada, si no es como lo piensa ella. Antes tenía miedo de hablar; ahora ya no me callo y explico mi punto de vista. Y si tengo que tener una buena pelotera, la tengo, porque no me da la gana de que siempre quede por encima de los sentimientos de los demás, tiene que aprender a respetarlos.
      No creo que mis padres quisieran que yo me sintiera así, ni mucho menos, porque sé que me quieren mucho. De pequeños, pasaron hambre. De ahí la obsesión por que comiera. Y crecieron en la cultura del «tú lo haces porque soy tu padre/madre y punto» y «cuando seas padre, comerás huevos».
      Para nada quiero que mis hijos pasen por lo que yo ni se sientan así, por eso llevo años luchando contra la mochila que llevo puesta y formándome para ser la mejor versión de mí misma con mis hijos.
      La relación con las cuatro Rs, la veo muy clara en mí en cuanto al resentimiento y el retraimiento. Sigo resentida, muchísimo. Y no creo que pueda dejar de estarlo. Tengo una autoestima bastante baja, incapacidad para tomar decisiones por mí misma. Aprendí a no rebelarme y a evitar el conflicto lo máximo posible (soy tortuga, por si no lo habéis notado) por temor a las consecuencias. Mi hermano sí se atrevía a desafiar y no le fue tan mal. Olé por él.
      Me siento muy identificada con Anna y Alba: yo también necesito la aprobación constante de mi madre, como si eso me estuviera demostrando su cariño. Y me manipula muy fácilmente, soy consciente de ello.

      3) Recompensas, yo creo que casi ninguna. Una vez, por buenas notas a final de curso, me regalaron un estuche de maquillaje para usarlo en mis festivales de baile. me hizo mucha ilusión, pero me pareció una excusa barata, porque yo siempre siempre sacaba buenas notas y sentí que era algo que me hubieran comprado igualmente porque lo necesitaba.
      Siempre he sido responsable, he sacado buenas notas y no me he metido en problemas. En parte, por mi manera de ser, en parte, por temor a los castigos, no porque fueran a recompensarme por ello. Era mi deber portarme bien.
      Ya he dicho que nunca me he sentido respetada. Sigo sin sentirme respetada.

      4) En cuanto a los errores, no recuerdo enseñanzas significativas al respecto. Siempre he sido muy perfeccionista y me dolía mucho equivocarme, porque creo que todo el mundo esperaba de mí que fuera perfecta, y acabé creyéndome que lo era y que si me equivocaba, era una inútil. Desde que nació mi hija mayor, he aprendido que equivocarse es bueno, muy bueno. Que te aporta visión autocrítica, ganas de mejorar y muchas oportunidades de hacer las cosas bien. Y es maravilloso poder educar así a los hijos.
      Mi madre, no se equivoca nunca, claro está. Si le llamas la atención sobre un error, ataca con «¿y es que tú no te das cuenta de cuando haces esto o lo otro?». Claro que lo hago, y pido perdón. Ella piensa que pedir perdón no es suficiente (ni necesario, porque no lo pide nunca, o lo hace con la boca pequeña, sin terminar de sentirlo).

      En fin, que me acabo de ahorrar un par de sesiones en la consulta del psicólogo 😉

    • #23112
      yara
      Participante

      Os he leído y me he sentido tremendamente identificada con vosotras. También me he reído un montón. Ahí van mis respuestas:

      2) Las peleas entre hermanos; el «mamá-mamá-mamá» constante; que no me dejen dormir la siesta; el desorden y el ruido; llegar tarde a los sitios y estar continuamente pendiente de que los demás se den prisa; las rabietas; la autoexigencia; hablar y que no me escuche; tener que repetir las cosas (lo odio); mi madre.

      3) Dormir; leer; estudiar; pintar; salir a correr o a pasear sola; escuchar música bien alta y cantar; ordenar y limpiar; meditar; besar y abrazar a mis hijos, sobretodo cuando es la hora de dormir.

      4) El cerebro tiene distintas partes que regulan las diferentes acciones/reacciones que tenemos: respirar, reacciones ante el peligro, pensamiento, habla, sentimientos… El cerebro es un órgano muy complejo que merece la pena estudiar con profundidad.

      5) El tiempo fuera es un tiempo que se da una persona cuando está enfadad y quiere calmarse, para no liarla más gorda. Me parece una herramienta respetuosa con uno mismo y con los demás, porque evita que digas y/o hagas cosas e las que luego te arrepientes. Y una vez dichas, quedan ahí.

    • #22710
      yara
      Participante

      ¡Hola! Yo también voy tarde con esto, pero me ayuda mucho leer vuestras reflexiones.

      1) Con la mayor, de 6 años, no hay muchos retos, la verdad. Podría decir que los enfados a la hora de quitar la tele y las peleas con su hermano. Con el pequeño, de 3 años, los retos tienen que ver con que ahora prácticamente no quiere comer, se enfada al quitar la tele, no quiere recoger los juguetes, tiene la mano un tanto larga, se irrita con mucha facilidad… Bueno, es un «threenager», qué puedo esperar. También tengo retos conmigo misma, que creo que soy la que más problemas para superar la frustración tiene en casa y soy consciente de que necesito la DP por mí y para mí, porque entiendo que los comportamientos de mis hijos son los adecuados para su edad.

      2) Cuando solo estaba la mayor, creo que éramos bastante más amables que firmes, sobretodo mi marido, que es el hombre paciente. Pero con la llegada del segundo (no me quiero imaginar cuando nazca el tercero), nos hemos ido yendo al lado firme con destape cerebral constante incluido en el pack.

      3) a) Que el ambiente es más relajado, menos tenso. Se puede dialogar.
      b) Que piensen que pueden hacer lo que quieran y no te vas a enfadar. Que te tomen por el pito del sereno.
      c) Que te van a obedecer la mayoría delas veces.
      d) Que te obedecen por miedo a las represalias, no porque realmente piensen que es lo correcto.

      4)Gritos y castigos: Gritamos mucho y por lo general, solo sirve para provocar más gritos y lloros. Castigar, no lo solemos hacer, pero si lo hacemos, nos mantenemos firmes.
      Validar emociones: Con la mayor funciona muy muy bien. Con el pequeño empieza a funcionar. Aún es muy chiquitín.
      Tiempo fuera: Me lo suelo tomar yo (a veces con la amenaza de no volver, no me juzguéis, por favor). Suele funcionar, aunque las formas de antes del tiempo fuera son desastrosas.
      Cariño: Con la mayor funciona perfectamente ofrecer o pedir un abrazo o las manos para poder respirar y calmarnos juntas.
      Reconocer el error y pedir disculpas: Sin duda, lo que mejor funciona. Desde que soy capaz de reconocerle a mi hija que todo o parte del problema ha sido culpa mía, que lo siento mucho y que intentaré que no vuelva a pasar, ella es capaz de hacer lo mismo conmigo. Y es fantástico. Con el pequeño, empieza a funcionar, sobre todo cuando es capaz de decirte por qué te está pidiendo disculpas y te pregunta: «¿Vamos a ser amigos, mami?»

    • #22515
      yara
      Participante

      ¡Hola! Me llamo Yara, soy madre de una niña de 6 años, un niño de 3 años y estoy embarazada del tercero.
      Hace mucho tiempo que sigo a Bei. Me ha descubierto un modo diferente de ver la crianza (y eso que siempre pensé que era muy respetuosa con los demás).
      Mi mochila pesa y me estoy convirtiendo en la madre que no quiero ser. Me gustaría poder ayudar a mis hijos a empoderarse y tomar sus propias decisiones. Algo que aún me cuesta a mí porque nunca me enseñaron a hacerlo. Y si las demás pensáis que sois madres gritonas, es que no me conocéis aún.
      Soy muy cariñosa y alegre, pero también controladora ( de situaciones, no de personas) y en cuanto algo se me descoloca, no sé cómo proseguir. Me frustro enseguida.
      Espero aprender mucho en este curso, sobretodo auto conocimiento.
      Un beso a todas

    • #25172
      yara
      Participante

      Me alegro de no ser la única que lo piensa. Cómo me rechina leer a un hombre que te da lecciones sobre la teta o tantas cosas. ¿Has estado embarazado? ¿Has parido/pasado por una cesárea? ¿Das el pecho? No, ¿verdad? Pues no hables y prejuzgues como si lo hubieras vivido de primera mano. Yo no voy por ahí hablando de próstatas, oiga…
      (Perdón, las hormonas del embarazo 😉 )

    • #25162
      yara
      Participante

      Anna, pero si utilizaste el tiempo fuera positivo para ti. ¿Por qué crees que fallaste? A mí me ha parecido todo un acierto. Y además, te siguieron y lo experimentaron ellos inconscientemente.

    • #25098
      yara
      Participante

      Mi hija tuvo una época en la que buscaba la aprobación del adulto constantemente, siempre preguntando «¿Te gusta?» a lo que yo respondía «¿Te gusta a ti? ¿Sí? Pues eso es lo que importa. Si a ti te gusta, entonces es que está bien». Y ya lo pregunta muy muy poco.

      Y lo de salirse, también me suena. Muchas veces le he dicho que salirse no es malo y que puede hasta quedar mejor. Y ya tampoco hace tanto hincapié en eso.

      Lo mismo te ayuda.

    • #25092
      yara
      Participante

      Antes pensaba que el error era una negligencia o falta de capacidad muy grave por mi parte.
      Eso me hacía sentir tonta e inútil, y un fracaso ante los demás.
      Me gusta (porque ya cambié la visión sobre los errores hace tiempo) pensar que el error es una manera de aprender y mejorar.
      Y entonces no me siento tan inútil cuando cometo un error.

    • #24269
      yara
      Participante

      Muy bueno lo de la indignación. No había caído en ello.

    • #23933
      yara
      Participante

      Alba, entiendo bien lo que dices de tu chico, porque yo me siento igual. Me identifico con la tortuga y como no quiero estresarme, trato de tener todo bajo control porque no me gustan las sorpresas. No es que yo sea controladora (y fíjate que antes sí que lo pensaba), sino que controlar es mi forma de evitar sentirme controlada o estresada. ¿Se me entiende? A veces me explico fatal.

    • #22712
      yara
      Participante

      Gema, no es que tu hija te haya llenado la cajita, es que te la ha desbordado. Ahí tienes el resultado del amor incondicional: va en ambos sentidos.

    • #22516
      yara
      Participante

      ¡Hola Perla! Soy Yara. Creo que nos conocemos, ¿verdad?

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