TERCERA SEMANA – ADULTO CONECTADO, CONSCIENTE Y HONESTO (Parte 1)
EJERCICIO 1: El despertar de los sentidos
Queremos proponeros un ejercicio para realizar al aire libre. Se trata de una meditación para despertar vuestros sentidos pero, sobre todo, para apagar el ruido de vuestras cabezas. A menudo nos encontramos enlazando pensamiento con pensamiento y se nos hace difícil ser, sentir el momento presente. Esta simple meditación puede hacerse tan larga o tan corta como tu quieras y te invitamos a que la hagas cada vez que salgas a la naturaleza para pasar de un estado egocéntrico (centrado en tí mismo, en tus pensamientos) a un estado ecocéntrico (conectado a tu entorno). Para ello, vamos a desconectar nuestro sentido dominante (la vista) para conectar el resto.
- Para empezar, busca un lugar donde te sientas cómodo. Si te alejas unos pocos metros de los caminos principales seguro que encuentras algún rincón más privado.
- De pie, escoge una postura en que te sientas cómodo. Puedes separar un poco los pies, para que queden alineados con tus caderas.
- Si te apetece, puedes descalzarte para sentir el contacto de la tierra con tus pies.
- Cierra los ojos.
- Vamos a desentumecer un poco nuestro cuerpo: haz rotar tu cabeza lentamente. Una vuelta en sentido horario y otra en sentido antihorario. Mueve tus hombros en círculo. Hacia delante y hacia detrás. Suelta tus brazos y sacude tus manos suavemente. Haz lo mismo con tu pierna y pie derecho y con tu pierna y pie izquierdo. Siente tus músculos relajándose.
- Ahora, haz tres respiraciones profundas. Lentamente.
- Despierta tus oídos. ¿Qué escuchas? ¿El sonido sucede lejos o cerca de tí?
- Despierta tu tacto. Puedes abrir tus manos. Deja que tu piel te hable. ¿Qué notas?
- Despierta tu olfato. ¿Hueles algo? ¿El olor es intenso o suave? ¿Qué crees que es?
- Despierta tu gusto. Puedes abrir la boca y sacar la lengua. ¿Te llega algún sabor?
- ¿Cómo te sientes?
- Abre los ojos lentamente y mira a tu alrededor. Recuérdate que puedes elegir sentirte así cuando lo necesitas. Incluso ante el más inoportuno conflicto con tu peque.
Te invitamos a hacer esta meditación por tu cuenta, para cuidarte, pero luego también puedes hacerla junto a tus hijos. Si os descalzáis, podéis hacer luego un pequeño paseo. Andando muy lentamente, notando todas las texturas bajo vuestros pies. Andar descalzo para “tomar tierra” (o earthing en inglés) es un tipo de terapia, que aunque simple, puede tener un efecto muy grande: desde la reducción de los niveles de estrés o de dolor crónico a mejorar la calidad del sueño. El funcionamiento es simple, al entrar en contacto con la tierra, reequilibramos nuestra carga eléctrica. Una razón más para no entrar en batallas cuando nuestros hijos no se quieren poner los zapatos.
EJERCICIO 2: Autocuidado
Toma tu cuaderno de reflexión y haz tres listas:
- Autocuidado a solas
- Autocuidado CON tus hijos
- Autocuidado en pareja (si crías en pareja)
EJERCICIO 3: Tu niño interior.
Nota: Quizá este ejercicio pueda ser demasiado para algunas personas. Si te sientes muy vulnerable y/o vienes de un apego no seguro, tal vez sea mejor que no lo hagas hasta que hayas podido recibir ayuda de un terapeuta.
Nos gustaría que te tomaras un momento para explorar los miedos. Imagina un niño asustado. Puede que este niño sea desconocido o puede que sea alguien que conoces. Puede que incluso seas tú de pequeño (por favor, haz esto con mucho cuidado hacia ti mismo, no estamos contigo para acompañarte). Respira profundamente y métete en su piel. ¿Qué siente? ¿Cómo percibe su miedo? Tu no sabes de qué está asustado, quizá ni siquiera él lo sepa. Pero ves que está nervioso, no puede parar quieto, trata de esconderse, mirando a los lados, buscando refugio.
Todos tenemos un niño así en nuestro interior. Un YO asustado, herido. Visualizarlo te puede ayudar a entender mejor cómo se manifiestan los miedos en tu cuerpo y así ser capaz de reconocerlos cada vez con más facilidad. ¿Se te acelera el pulso? ¿Se tensan los músculos? ¿Te sudan las manos? ¿Sientes frío? ¿Te caen las lágrimas?
Anota en tu cuaderno de reflexión y responde:
- Qué palabras dijo tu madre acerca de los errores que cometiste
- Qué dijo tu padre
- Qué dijeron otras figuras de apego
- Que te dijeron en la escuela
- Que te dijeron los demás
- Que percepción tienes sobre el error
- Que creencia tienes sobre ti mismo/a cuando cometes un error
Revisa también los 4 miedos básicos:
- Miedo a sentirnos rechazados o abandonados
- Miedo a sentirnos insignificantes
- Miedo a sentirnos controlados
- Miedo a sentirnos impotentes
¿Crees que tienes alguno de estos miedos? ¿Qué crees que los provoca? ¿Crees que lo que te dijeron en el pasado te ha condicionado de algún modo?
Para acabar, escribe una lista de los grandes aprendizajes de tu vida que hayan venido de un error.