1. Respetar la necesidad del niño de ser libre e independiente. Darle una estabilidad, un orden en el sentido de unas rutinas o ritmos diarios que él conozca y pueda integrar. Escuchar y respetar al niño.
2. Mi hija (4 años) va a un Kindergarten en Alemania, donde normalmente la filosofía es del juego libre. Está muy bien para que ella desarrolle su autonomía en el juego y con los iguales, pero por diversos motivos falta a veces un adulto que acompañe ciertas actividades. En casa juega con su hermano de 9 años. Cuando me pide que juegue con ella reconozco que me cuesta y me desconecto. Casi siempre sólo quiere que me siente con ella y mire mientras ella juega.
3. Tengo muchas ganas de verla 🙂
