1. Es un mensaje tranquilizador ya que, más que exigir a los padres o educadores que hagan determinadas cosas con los niños, les pide simplemente que permitan que éstos se desarrollen a su ritmo y que para ello eliminen aquellas barreras que el ambiente o ellos mismos puedan poner para permitir este desarrollo.
2. Mi hija de 4 y medio a veces asume esa actitud de ineptitud: quiere que le quitemos los sandalias o se niega a ayudar con tareas de las que es capaz (por ejemplo, llevar su plato y su vaso a la cocina después de comer). A veces habla con voz quejicosa en lugar de expresar claramente lo que necesita.
También establece luchas de poder a la hora de irse a la cama o levantarse, negándose con gritos e incluso nos ameneza con pegarnos si no la dejamos en paz. En otros momentos quiere que las cosas se hagan exactamente como ella quiere y se enfada con nosotros si no lo hacemos tal y como ella exige.
Con ambas desviaciones me siento muy frustrada y no sé cómo gestionarlas. Mi pareja tampoco ayuda porque en lugar de buscar la conexión con nuestra hija, dice que el problema es que se está acostumbrando a hacer lo que le da la gana y que lo que necesita es obedecer y punto.